La derrota no es fracaso. Es entrenamiento emocional.
Perder no es solo una situación a resolver.
Es una emoción a transitar.
Frustración, enojo, tristeza, decepción… todo eso puede aparecer.
Y lejos de ser un problema, son pistas.
El cuerpo emocional de un niño también se entrena.
Y la derrota se convierte en cancha si sabemos acompañarla.
Cuando un adulto dice “no estés triste”, sin querer bloquea.
Bloquea una emoción que es necesaria para crecer.
Porque la tristeza enseña aceptación.
Enseña a soltar el control.
A entender que no todo sale como queremos… y que está bien.
El Diseño Humano nos da una mirada única para esto.
Cada tipo energético procesa la derrota desde un lugar distinto:
✨ Generadores y Generadores Manifestantes → frustración.
✨ Proyectores → amargura.
✨ Manifestadores → enojo.
✨ Reflectores → decepción.
Y no, no está mal que sientan eso.
Está mal que no puedan expresarlo.
El verdadero acompañamiento no intenta corregir. Sostiene.
No se trata de decir “no llores”.
Se trata de sostener ese llanto.
De dar palabras.
De validar la emoción.
Ahí el niño no solo se calma: aprende a reconocerse.
Algunas claves para acompañar la derrota desde el Diseño Humano:
💛 Generadores y GM: mostrarles que la frustración es parte del camino. Que lo importante es seguir respondiendo a lo que sí los entusiasma.
💛 Proyectores: ayudarlos a salir de la amargura, recordándoles que su valor no está en ganar, sino en su mirada.
💛 Manifestadores: mostrarles que el enojo puede transformarse si aprenden a comunicar lo que quieren sin reaccionar.
💛 Reflectores: enseñarles a no definirse por una sola experiencia. La decepción es parte de observar los ciclos.
La cancha como laboratorio emocional.
Perder hoy no los define.
Los prepara.
Para la frustración de una entrevista.
Para el “no” de un proyecto.
Para los días en que algo no sale.
Cada partido perdido puede ser un trampolín si hay un adulto que no exige… sino que acompaña.
¿Y los adultos?
Muchos padres se asustan cuando ven llorar a sus hijos.
Pero llorar no es debilidad. Es sensibilidad activa.
Es señal de que ese niño está conectado consigo mismo.
Ahí también hay una oportunidad: la de revisar nuestras propias creencias sobre la derrota.
Si te resonó…
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Porque perder no es un castigo.
Es una puerta.
Y si la acompañamos desde la verdad energética de cada niño… se abre hacia su mayor fortaleza.
Maru.