Cuando entendés tu diseño, y el del otro, todo cambia
Estuvimos a punto de perdernos mil veces…
Por no entendernos, por querer que el otro fuera como uno.
Por hablar distintos idiomas energéticos y no tener un traductor.
Hasta que llegó el Diseño Humano.
Y no, no solucionó todo mágicamente.
Pero nos dio algo más valioso: una manera de vernos sin querer cambiarnos.
Y eso no solo nos sirvió como pareja.
Nos cambió la forma de estar en vínculo:
con nuestras familias, con nuestros amigos, con nuestros equipos de trabajo.
Cuando la diferencia se siente como amenaza
Él es Proyector. Yo, Generadora Manifestante.
Una vive para accionar, el otro para guiar.
Yo impulso. Él observa.
Yo acelero. Él pausa.
¿Te suena?
Durante mucho tiempo sentí que no estábamos “alineados”.
Y en parte era verdad… porque no sabíamos cómo habitarnos.
El ritmo era distinto, las necesidades también.
Lo que para mí era entusiasmo, para él era invasión.
Lo que para él era contemplación, para mí era desinterés.
Y ahí empezaba el juego del ego, la duda, el reproche.
El clic: no vinimos a ser iguales
Cuando descubrí su diseño, algo hizo clic.
Entendí que su rol no era “acomodarse a mi energía”,
sino invitarme a mirar desde otro lugar.
Entendí que su pausa no es desinterés,
sino sabiduría.
Que mi impulso no es “demasiado”,
sino energía disponible… si sé canalizarla.
Y entendí algo más grande todavía:
que esto no aplica solo a él. Aplica a todas mis relaciones.
Dejás de exigir. Empezás a comprender.
Cuando conocés tu diseño y el del otro:
Dejás de tomarte todo personal.
Aprendés a comunicarte mejor.
Entendés qué necesita el otro para sentirse visto.
Y también, qué necesitás vos para no desdibujarte.
Ya no se trata de tener razón.
Ni de encajar.
Ni de hacer todo igual.
Se trata de encontrarse desde lo que cada uno ES.
Diseño Humano nos enseñó a ver(nos)
Nos mostró que:
No tengo que hacerlo todo.
Él no tiene que entender todo ya.
No vinimos a encajar en un ideal de relación perfecta.
Vinimos a crear algo nuevo, desde quienes somos.
Cuando él me guía sin exigirme.
Cuando yo me muevo sin arrasarlo.
Cuando dejás de proyectar tus miedos en el otro
y empezás a leer su energía con compasión…
Ahí pasa la magia.
No hace falta que el otro sepa de Diseño Humano
Alcanza con que vos te conozcas.
Que empieces a ver el vínculo desde otro lugar.
Porque cuando sabés cómo está diseñado el otro,
dejás de pedirle que funcione como vos.
Y entonces, el vínculo se vuelve:
Más auténtico
Más liviano
Más potente
Si esto te resonó…
Y querés empezar a mirar tus relaciones con nuevos ojos, te invito a sumarte al Consultorio de Diseño Humano.
Todos los lunes abrimos una cajita en Instagram para responder preguntas sobre vínculos, energía y cómo aplicarlo en lo cotidiano.
Podés preguntar lo que quieras, o leer lo que otras personas comparten.
Y si sentís que querés ir más profundo, podés agendar una lectura vincular personalizada.
Porque no hace falta ser iguales para convivir en paz.
Hace falta conocerse, con verdad.
Mariel Bloody
Crédito imagen: Freepik